Fotografía de Janusz Korwin Mikke extraída de Wikimedia Commons
"...¿Sabe usted cuántas mujeres hay entre los primeros cien jugadores de ajedrez? Se lo diré: ninguna. Por supuesto que las mujeres deben ganar menos que los hombres, porque son más débiles, más pequeñas, menos inteligentes..."
Poner al ajedrez, un juego con reglas abstractas, como representativo de la inteligencia de alguien es absurdo. El ajedrez no es un juego que suela gustar a las mujeres, por eso, porque es abstracto. Hay muy pocas mujeres que practiquen el ajedrez, pues. ¿Recuerda alguien una clase de alumnos de letras en el Bachillerato? Había muchas más mujeres que hombres porque las asignaturas de letras siempre han gustado más a la mayoría de mujeres. En la de ciencias solía ser al revés, había más hombres. Este hecho nos habla de las distintas formas en las que se manifiesta la inteligencia, hay muchas formas de sentir.
Las hermanas Brontë escribieron mejor de lo que lo hará jamás Korwin-Mikke.
Maria Moliner escribió un diccionario con miles de palabras sin ayuda de nadie.
Marie Curie aisló el elemento radio. Se dice rápido, pero le llevó años el hacerlo.
El trabajo de la traductora Consuelo Berges es el mejor ejemplo de cómo ha de traducirse una novela del francés al español.
La lista de mujeres que han destacado en distintas áreas es enorme. Y habría muchas más en ella si nuestra civilización no hubiera estado dominada por el patriarcado.
Hay mujeres capaces de llevar a un niño en cada brazo y una cesta cargada en la cabeza durante kilómetros, es una estampa del campo de tiempos lejanos y no tanto. Un embarazo de nueve meses no habría muchos que lo sobrellevaran como hacen ellas.
No tengo más tiempo que dedicar a este zascandil de Korwin-Mikke, que no sabe más ni por viejo ni por diablo (lo normal sería que el diablo supiera más por viejo que por diablo).
Puedes escuchar las declaraciones del cenutrio de Korwin-Mikke siguiendo este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=hDivhtxOHJ8
El
eurodiputado polaco Korwin-Mikke dijo en la Eurocámara, entre otras
sandeces:
"...¿Sabe usted cuántas mujeres hay entre los primeros cien jugadores de ajedrez? Se lo diré: ninguna. Por supuesto que las mujeres deben ganar menos que los hombres, porque son más débiles, más pequeñas, menos inteligentes..."
Poner al ajedrez, un juego con reglas abstractas, como representativo de la inteligencia de alguien es absurdo. El ajedrez no es un juego que suela gustar a las mujeres, por eso, porque es abstracto. Hay muy pocas mujeres que practiquen el ajedrez, pues. ¿Recuerda alguien una clase de alumnos de letras en el Bachillerato? Había muchas más mujeres que hombres porque las asignaturas de letras siempre han gustado más a la mayoría de mujeres. En la de ciencias solía ser al revés, había más hombres. Este hecho nos habla de las distintas formas en las que se manifiesta la inteligencia, hay muchas formas de sentir.
Las hermanas Brontë escribieron mejor de lo que lo hará jamás Korwin-Mikke.
Maria Moliner escribió un diccionario con miles de palabras sin ayuda de nadie.
Marie Curie aisló el elemento radio. Se dice rápido, pero le llevó años el hacerlo.
El trabajo de la traductora Consuelo Berges es el mejor ejemplo de cómo ha de traducirse una novela del francés al español.
La lista de mujeres que han destacado en distintas áreas es enorme. Y habría muchas más en ella si nuestra civilización no hubiera estado dominada por el patriarcado.
Hay mujeres capaces de llevar a un niño en cada brazo y una cesta cargada en la cabeza durante kilómetros, es una estampa del campo de tiempos lejanos y no tanto. Un embarazo de nueve meses no habría muchos que lo sobrellevaran como hacen ellas.
No tengo más tiempo que dedicar a este zascandil de Korwin-Mikke, que no sabe más ni por viejo ni por diablo (lo normal sería que el diablo supiera más por viejo que por diablo).
Puedes escuchar las declaraciones del cenutrio de Korwin-Mikke siguiendo este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=hDivhtxOHJ8
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